En un principio no tenían ningún misterio pues los iba a hacer como siempre, con aceite de oliva y un poquito de coco, ya sabeis que son los que más me gustan.
Necesitaba que se secaran pronto pues al día siguiente quería volver a utilizar el molde para hacer otras margaritas con el mismo aroma y en color blanco para poder combinarlas en la misma caja para regalo.
Las ventajas de vivir en Málaga es que hace un tiempo extraordinario casi todo el año así que decidí aprovecharme de él y las puse al sol para que se secaran antes. Pues bien, no fue eso lo que ocurrió, ¡No os podéis imaginar el susto que me dí, cuando al coger el molde ví que la masa de los jabones se había fundido completamente!, en lugar de endurecerse lo que había hecho era fundirse. Lo metí rápidamente en casa y esperé ansiosa y nerviosa los resultados de mi feliz idea.
Todo quedó en un susto pues solidificó bien.
Como podéis ver en la fotografía, los jabones han quedado más brillantes, es decir, normalmente son mates y opacos. Que sepáis que ese color rosa brillante no lo vais a volver a ver en nuestros jabones, ¡al menos de momento!.
Os pongo una fotografía para que veáis la diferencia de estos jabones con los hechos con la misma fórmula pero sin los efectos del calor del sol.
Os pongo una fotografía para que veáis la diferencia de estos jabones con los hechos con la misma fórmula pero sin los efectos del calor del sol.
Espero que os gusten.
¡Hasta pronto!
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